Mi encuentro con Armando Villanueva
Gustoso me hundiría en el barco del aprismo aunque no fuese su capitán
Era el año 2011. Para ese entonces yo trabajaba ya en Lima en el Congreso de la República gracias a un ofrecimiento que me hizo Lucho Wilson para trabajar en su despacho congresal. Tenía 22 años y trataba de aprovechar al máximo mi cargo y la ciudad. Por estas razones iba a Alfonso Ugarte, a la Casa del Pueblo, donde conocí, gracias a Angel Montero, a un interesante grupo juvenil denominado Convicción, el cual lo integraban el mismo Angel, Charlie Marca, Kike Valderrama, Franchesca Canaval, Junior Romero, Víctor Velezmorro, entro otros jóvenes que ahora brillan con luz propia, pero que lamentablemente, y como pasa en la política, el grupo se separó.
Fue por una invitación de ellos que un fin de semana pude llegar a la casa de Armando Villanueva, el viejo luchador y líder histórico del aprismo. Antes de ello, ya había visto personalmente al viejo Armando en Villa Mercedes, la casa de Haya de la Torre, por las festividades del Día de la Fraternidad, pero no tuve la ocasión ni la oportunidad de hablar con él, pues en Ate todos los asistentes se acercaban a Armando con ganas de tomarse una foto, así que el "zapatón" no tenía tiempo de atender a todos.
Estaba muy emocionado por ir a hablar con Armando Villanueva y conocer su casa. Era parte de la historia del Perú del siglo XX y una leyenda viva dentro del partido aprista, además de haber sido el primer secretario general de la Juventud Aprista Peruana (Antes llamada Federación Aprista Juvenil). En la casa de Armando también se encontraba Percy Murillo Goroycochea, quien escribió un interesante libro llamado "Historia del Apra" (Libro que todo aprista y no aprista debería leer). Eso hizo que el encuentro sea más interesante todavía. Al entrar donde estaba Armando, él se encontraba en su silla de ruedas, mirándonos firmemente pero con unos ojos paternales y de alegría. Todos los saludamos con respeto, no se si los demás compañeros, pero yo estaba nervioso. Al momento de sentarnos yo cogí un sitio muy preferencial, pues me senté al lado de Percy Murillo y muy cerca a Armando. De los jóvenes presentes era el que estaba más cerca a él. Lo que me permitió que me escuche mejor y que coja libros para hablar de sucesos o citas y leerle y dialogar mejor.
Una de las primeras cosas que me impresionó de la conversación con Armando fue la horizontalidad de la comunicación. Yo pensaba que el diálogo iba a ser vertical, casi como un monólogo del viejo Armando, pero estaba equivocado. Armando nos escuchaba a todos, respondía las preguntas, nos preguntaba, le dábamos nuestras apreciaciones, nuestros intereses. El los reflexionaba y citaba un hecho histórico, pero siempre con libros a la mano. De entrada se le notaba que era un hombre que le gustaba la lectura y más importante, le gustaba estar actualizado y sobre todo estar actualizado para poder conversar con los jóvenes.
Hablamos de muchas cosas, entre hechos históricos y sucesos presentes. Por la naturaleza de la conversación, mi nerviosismo inical pasó, pues hablar con Armando parecía hablar con un padre o con un viejo hermano mayor que te da los mejores consejos y las mejores enseñanzas de su vida. Me sentí en confianza que puede hablarle de Seoane y su supuesta pelea con el jefe, lo cual yo estaba investigando en ese entonces. Me contestó como siempre contesta, de una manera educadora, de una lección que yo tenía que aprender y no sólo entenderlo como una mera disputa. También hablamos del Cusco y del aprismo cusqueño. Armando estaba muy interesado en ello, pues era el único joven provinciano presente, además que provenía del Cusco, un lugar donde el antiaprismo es muy fuerte. Me preguntó interesado el por qué me volví aprista y le conteste como siempre contesto esa pregunta: En el debate. Le conté que me hice aprista estudiando y que en el Cusco es muy importante estudiar bien porque al existir mucho izquierdista antiaprista en el Cusco, la realidad nos exige ser mejores. A Armando le gustó mi respuesta y nos habló sobre la necesidad de estudiar y de superarse. Nos narró como Haya de la Torre llamaba a los parlamentarios apristas para regañarles cuando en sus intervenciones citaban mal algún autor o daban mal los conceptos.
Lo más impresionante de la conversación era la falta de odio que demostraba Armando Villanueva. El, que habría sufrido cárcel, destierro y persecución en su lucha política. El, al que le tildaron injustamente algunos delitos. El no tenía odio ni rencor por nada eso y por nadie. Me hacía acordar esa frase, gran frase de Haya de la Torre, "Mortal, no dejes que tu odio sea inmortal". Tal actitud se pondero en el año de su muerte. El 2013, tanto Armando Villanueva, como Javier Diez Canseco, líder de la izquierda peruana, dejaron de existir fisicamente, pero hubo una gran diferencia en sus velorios. Javier, quien de su rabia y odio hizo su forma de hacer política, en su velorio y entierro no recibió a sus opositores. Su familia no quería que vengan sus enemigos políticos, hicieron una lista de las personas que no podían ingresar a rendirle homenaje. Mauricio Mulder tan sólo fue capaz de escribir en un tuit "Honor al adversario que se va", pues la familia Diez Canseco no quería que ni se acerque a la casa; En cambio, el entierro de Armando fue diferente, todos los sectores fueron a darle su homenaje, los viejos rivales políticos tuvieron la oportunidad de despedirse del antiguo rival. Fueron a su entierro todos, como todos podían ir a visitarlo a su casa. Armando conversaba con todos más allá de la rivalidad política. Mauricio Mulder, en su discurso de despedida al viejo Armando en los Pasos Perdidos del Congreso de la República dijo: "Un hombre, que podía haber tenido incluso, porque humanos somos, la posibilidad de la revancha o de la venganza al encontrarse en situaciones de poder y al encontrarse con un esbirro o con un enemigo y al contrario, él propiciaba el diálogo, el entendimiento y recibía en su casa a todo el mundo. Eso sólo se aprende cuando se tiene lucha"
Después de tres horas aproximadamente de conversación nos teníamos que retirar, pues por órdenes de la enfermera personal de Armando él tenía que descansar. Al despedirnos del viejo, llegó a la casa la c. Lucy, la eterna compañera de Armando Villanueva, que dejó la tranquilidad de Chile para apoyar las luchas de su esposo en el Perú. La c. Lucy nos pidió un favor, que vengamos siempre a visitarlo, que a él lo que más le gusta es hablar con los jóvenes.
Aproximadamente un año y medio después de ese encuentro, me llamó Kike Valderrama y me contó que iban a filmar un video dedicado a la juventud cusqueña del viejo Armando y que él, Armando Villanueva, me iba a dar unos saludos especiales en dicho video. Lamentablemente Armando se puso enfermo y el video nunca pudo ser gravado
Video https://www.youtube.com/watch?v=KsrtZKScovU